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24 de enero de 2024

10 Mitos de la violencia machista



Hasta mediados del siglo XX, en muchos países los hombres podían, por ley, matar a sus mujeres si eran descubiertas con otro hombre o si pretendían escapar de la cárcel del matrimonio. Hoy los femicidios están penados en casi todo el mundo, pero aún la sociedad duda de las víctimas, y disculpa a los delincuentes. Los principales mitos de la violencia machista perpetúan la guerra contra las mujeres, pues impiden a los agresores tomar conciencia del daño que causan, y a las víctimas del daño que sufren. 

Estos mitos también nos impiden tomar conciencia a nivel colectivo del sufrimiento de las víctimas, y del cambio que necesitamos para garantizar a todas las niñas y mujeres el derecho a una vida libre de violencia. 

Aquí van algunos de los mitos más comunes:

1 Mito: La maté porque era mía. La mató porque la amaba.

Realidad: los asesinos de mujeres no matan por amor. Cuando tú quieres a alguien de verdad, no le haces sufrir, ni le tratas mal, ni le quitas la vida. Cuando tú quieres a alguien de verdad, no limitas su libertad, ni obligas a nadie a quedarse a tu lado. Cuando tú quieres a una persona, aceptas que ya no te quiera y prefiera seguir su camino sola. Aunque te duela. 

2 Mito: Los hombres que agreden y matan a sus esposas están locos o tienen una enfermedad mental. La realidad es que las personas que sufren trastornos mentales no son más violentas que las personas sanas. Los asesinos de mujeres no son enfermos, ni son monstruos, son hombres normales que han sido educados bajo la ideología machista y no toleran la libertad de las mujeres. 

3 Mito: A las mujeres en el fondo les gusta que las violen. Muchas van provocando, dicen: la realidad es que los violadores no solo acosan y agreden a las mujeres con minifalda, también a las que llevan burka, lo mismo las que van tapadas de pies a cabeza, que las que van en bañador por la playa. La ropa no es un motivo para justificar las violaciones. Caminar sola por la calle no es un motivo tampoco, ni beber alcohol, ni salir de noche, ni salir de día. 

4 Mito: Los violadores son desconocidos que te asaltan en la calle por la noche. La realidad es que las mujeres sufrimos la mayor parte de las violaciones en nuestro propio hogar. No suelen ser desconocidos, sino nuestros maridos y ex maridos, padres, padrastros, abuelos, hermanos, tíos, primos, cuñados y demás hombres de la familia. 

5 Mito: Las mujeres que se quedan en relaciones de violencia son masoquistas y disfrutan sufriendo. En realidad, el foco hay que ponerlo no tanto en las que tardan en marcharse, como en el propio agresor o femicida. Son ellos los que disfrutan haciendo sufrir a sus parejas y ex parejas. Son ellos los que ejercen violencia física, psicológica, emocional y sexual sobre las mujeres. 

6 Mito: Es normal tratar mal a la gente a la que quieres cuando te enfadas, te sientes dolido, o estás nervioso.

En realidad: ni es normal, ni tienes derecho a hacer daño a nadie. No importa si estás enojado, estresado, triste, dolido, rabioso, frustrado, desorientado, iracundo: no tienes derecho a hacer sufrir a nadie con tu dolor. 

7 Mito: La violencia machista la sufren las mujeres de clase baja y de escasa formación. La realidad es que las mujeres de clase alta y de clase media también la sufren, lo mismos las universitarias que las que ocupan puestos importantes en empreas, instituciones o gobiernos. La sufren lo mismo las mujeres ricas que las pobres, lo mismos las católicas, que las musulmanas o las ateas. Se da en todos los países, en todas las edades, y también en mujeres con estudios superiores. 

8 Mito: Los celos son una demostración de amor

La realidad: quien bien te quiere, no te hace sufrir ni te hace llorar. Los bofetones, empujones, tirones de pelo, intentos de asfixia, golpes y patadas no son una muestra de amor, sino de odio. Controlar, presionar, coaccionar y limitar la libertad de tu pareja es un atentado contra los derechos humanos fundamentales. 

9 Mito: Del amor al odio hay un paso. 

Realidad: cuando quieres a alguien, le quieres siempre, y le tratas bien siempre, aunque no quiera formar pareja contigo, aunque quiera dejar la relación. El amor es lo contrario al odio. 

10 Mito del “algo habrá hecho”, muchas personas creen que si un hombre llega al extremo de matar a su compañera, “será por algo”, es decir, piensan en que quizás haya tenido motivos para hacerlo. La realidad es que no hay motivos para asesinar a una mujer, como no lo hay para asesinar a cualquier ser humano. En ningún crimen se culpabiliza a la víctima, excepto en los que tienen que ver con mujeres. 



Coral Herrera Gómez




Artículos sobre violencia machista:  








9 de noviembre de 2023

¿Tú tampoco soportas la violencia? Bienvenida al club


Igual que otras personas sufren intolerancia al gluten o a la lactosa, yo sufro de intolerancia a la violencia. Me he pasado la vida disimulando, antes me daba vergüenza y no podía ponerle nombre, pero ahora que sé lo que es, puedo hablar de ello. 


La cosa empezó en mi más tierna infancia. En casa ni mi hermana ni yo sufrimos exposición a la violencia, así que nunca nos acostumbramos a ella. En el colegio no podia soportar las peleas, y mientras todos miraban fascinados y animaban a uno de los contrincantes, yo siempre iba corriendo a avisar a las profesoras que estaban en el patio de guardia para que los separasen. No soportaba cuando le decían a Ricardo que se quitara las gafas porque le iban a partir la cara. Me las daba para que yo se las cuidara mientras le ponían hasta arriba de hostias. Me parecía tan humillante, y cuando quería ponerme en medio me apartaban de un empujón. No soportaba ver a niñas y niños torturando animales, yo sufría hasta cuando pisoteaban las hormigas, o cazaban cangrejos en el mar y los torturaban hasta la muerte.


A los 11 años mi abuelo, que quería inculcarnos "el amor por los toros" y nos llevó a una corrida en la plaza del pueblo. Fue una auténtica tortura tener que ver una tortura sin poder hacer nada, sentí mucho dolor e impotencia viendo a la gente reírse y aplaudir al asesino. No volví jamás a pisar una plaza de toros y me convertí en antitaurina para siempre.


Ya más mayor, recuerdo la época en la que mis amigas les dio por hacer sesiones de pelis de terror en casa de una de ellas, y yo nunca iba. No podía soportar los descuartizamientos y las torturas. 


Tampoco podía soportar el porno, ver mujeres a cuatro patas siendo escupidas, azotadas y violadas por cinco hombres a la vez me ponía mala.


Cuando me quedé embarazada mi intolerancia aumentó. Me costaba mucho ver telediarios, dejé de ver películas de ciencia ficción y futuristas porque todas tienen batallas y escenas de guerra. También deje de ver series de televisión y nunca he podido soportar los vídeos que se pusieron de moda cuando empezó Internet con niños golpeando a otros niños, o niños sufriendo accidentes que se editaban con risas enlatadas. 


Mi hijo ya es plenamente consciente de mi intolerancia: un día en casa de un amigo agarró una pistola de juguete y le apuntó a su amigo a la cabeza. Cuando aparecí por la puerta y me quedé boquiabierta me dijo: "es una pistola de amor, mamá, mira, cuando disparo es una burbuja de amor que le envuelve así" 


Yo me eché a reír, porque me di cuenta de que Gael ya había tomado conciencia de mi rechazo absoluto a las armas, tanto las de verdad como las de juguete.


No es fácil ser tan intolerante en un mundo que ha normalizado la violencia hasta el punto de no percibirla. Soy consciente de que mi intolerancia afecta al proceso de socialización de mi hijo. La mayor parte de los amigos y amigas de Gael sufren exposición a la violencia en sus hogares: sus padres les dan pantallas en las que tienen total libertad para ver todo tipo de películas y videos, y tienen acceso libre y sin restricciones a los buscadores de Google y YouTube. Son niños que ya están viendo porno o van a empezar muy pronto a verlo, y que pasan miles de horas jugando a matar y aniquilar enemigos. Son niños y niñas que no pueden comer chocolate ni azúcar a diario, pero si pueden consumir violencia en todos sus formatos, y a todas horas. 


Cuando estamos en un cumpleaños infantil y algún adulto le da una pantalla a alguno de los niños, todos los niños dejan de jugar y se pegan a ella. Así que yo le digo a Gael que nos tenemos que ir ya. Mi hijo protesta, pero como soy tan intolerante, soy inflexible con este tema. Cuando vamos a casa de niños o niñas que tienen videojuegos, le digo al padre o a la madre que Gael no soporta la violencia y que solo puede jugar a videojuegos de construcción. Cómo si fuera un defecto del niño, o como si fuera una alergia alimentaria. Los padres me miran como si fuera una marciana. 


En casa de mis amigos y amigas, como ya me conocen, les explican a sus hijos que si quieren ver una peli tiene que ser apta para la edad de Gael. Lo tratan como una excentricidad más de mi personalidad. 


Pero con los que no son mis amigos, me imagino que no me será fácil lidiar con el tema cuando Gael me pida quedarse en casa a dormir con niños o niñas expuestas a la violencia, o cuando nos pida que le compremos una consola de videojuegos, o cuando sus compas le hablen de películas que ven, y de los vídeos porno que encuentran. 

Sé que no va a ser fácil porque la mayoría de los niños sienten una fascinación brutal por las escenas de violencia, entre hombres y de hombres contra mujeres, animales e infancia, hasta que la normalizan y se insensibilizan completamente a ella. Y como además en todos los espacios públicos hay pantallas donde se muestran escenas violentas, pues más difícil todavía. Sin más lejos, los trailers de publicidad que ponen antes de las películas infantiles en los cines. 


Pero yo siento que mi deber como madre es garantizar el derecho de mi hijo a vivir una infancia libre de la exposición a la violencia. 


Mi intolerancia no tiene cura y va aumentando con el tiempo. Lo mismo que no soporto la violencia física y sexual, ni el maltrato animal, tampoco soporto la violencia psicológica y emocional. Cuando una persona adulta comienza a humillar a un niño o una niña usando bromas crueles para que los demás adultos se rían, me pongo mala.

También me pongo fatal cuando veo las batallas en las redes sociales, los linchamientos y las humillaciones públicas, las cancelaciones a mujeres. Me duele en el alma cuando las compañeras no pueden más y deciden que se van de las redes. También me duele cuando me toca a mí: me pongo a temblar cuando los haters posan sus ojos sobre mí y se lanzan a matar. 


También me hace sufrir mucho la violencia contra la población por parte de los gobernantes. Me da muchísima rabia que ejerzan tanta violencia contra las personas mayores en la residencia, y contra las niñas y niños, porque son los más vulnerables. Me siento fatal cuando veo como destrozan nuestro patrimonio para entregárselo a sus amigos. Me retuerzo del dolor cuando veo que las leyes de mi país permiten llegar al gobierno a cualquier psicópata, y cuando compruebo que nuestras democracias no pueden defendernos de la gentuza que usa nuestro dinero para hacer más ricos a los ricos, y que atentan contra nuestros derechos fundamentales con una impunidad total. 


La pobreza es violencia. 

La exclusión social es violencia. La falta de derechos humanos es violencia. 

Los desahucios son violencia.

Las listas de espera son violencia.

La ratio en las aulas y en los centros médicos son violencia.


Para mí es intolerable que una persona enferma tenga cita para el especialista dentro de un año. No comprendo cómo los políticos que destrozan la Seguridad Social no están en la cárcel. Atentan contra nuestros tesoros más preciados, Sanidad y Educación, maltratan a personal sanitario y docente, destrozan nuestros templos más sagrados (escuelas y hospitales), y no van a la cárcel porque la ley les permite ejercer toda su violencia sin consecuencias penales. 


Debido a mi intolerancia, alergia o hipersensibilidad no puedo ver películas ni series, pero sí veo telediarios. Aunque me sienten tan mal y me duela todo el cuerpo, no puedo mirar para otro lado mientras vemos un Genocidio en directo. No puedo mirar para otro lado, porque estoy viviendo la Historia del tiempo presente, y hay dos millones de personas palestinas sufriendo un exterminio. Cuando estaba sucediendo el Holocausto, millones de alemanes no olían las cremaciones, no escuchaban, no veían los campos de concentración. Pero ahora todos y todas podemos verlo en directo. Y yo quisiera no tener que verlo, pero es mi deber saber qué está pasando en el mundo.


No puedo mirar para otro lado.


Lo único que me calma el dolor es ver los vídeos y las fotos de las manifestaciones que están teniendo lugar en todos los pueblos y ciudades del mundo. Veo a millones de personas en las calles pidiendo a los gobiernos que paren la violencia, y no me siento tan rara ni tan sola.


También me ayuda mucho pensar que soy muy afortunada por poder hacer pedagogía aquí, en mis redes, en mis libros, y en todas las charlas y formaciones que doy. Ayudo a la gente a tomar conciencia dando a conocer las cifras sobre los efectos de las pantallas en los cerebros de los niños y las niñas, del retraso cognitivo que provoca la sobrexposición, de la cantidad de niños adictos al porno, del aumento de las violaciones en manada, las cifras de abuso sexual infantil, de femicidios, de violencia machista.

Una vez que entienden la estructura de abuso y violencia en la que nos relacionamos, empiezo a hablarles de otras formas de divertirnos que no impliquen sufrimiento, otras formas de relacionarnos y de resolver los problemas, y les hablo de la cultura de la no violencia. 

Para mí es clave que todos y todas aprendamos a tomar conciencia no solo de las violencias que sufrimos, sino también de las que ejercemos.

Yo me trabajo las mías, porque si quiero un mundo sin violencia, tengo que empezar por mi misma. Y lo mismo que no tolero la violencia de los demás, trabajo para no tolerar tampoco la mía.

No hay fórmulas mágicas: se trata de hacer un trabajo personal continuo para ser mejor persona. Se trata de no consumir los productos culturales que exaltan al macho violento, y hacer boicot a las industrias que se dedican a normalizar y romantizar la violencia. 

Se trata de educar a las nuevas generaciones para que no se acostumbren a ella. 

Se trata de reivindicar nuestro derecho a vivir una vida sin explotación, abuso, violencia y sufrimiento, y de exigirle a los gobiernos que queremos vivir en paz, que es un derecho humano fundamental.


Yo sé que no estoy sola, que muchas y muchos de los que me leéis pensáis igual que yo, y que cada cual está tomando conciencia y ayudando a los demás a tomar conciencia de lo importante que es trabajar la violencia, a nivel personal y a nivel colectivo, para que todas y todos podamos vivir en un mundo mejor.


Y os agradezco mucho la compañía, de veras. 


Coral Herrera Gómez 


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29 de septiembre de 2023

El Abandono Intermitente




Abandono Intermitente: una de las violencias más comunes que ejercen los hombres patriarcales contra sus parejas es la de simular que están muy enfadados y muy dolidos, y desaparecer dos o tres días para estar con otras mujeres. 


Es un método muy efectivo porque sirve para dos cosas a la vez: por un lado, pueden hacerse una escapadita sin que les pillen, y dedicarles tiempo a sus amantes, o hacer una visita al burdel. 


Por otro lado, sirve para disciplinar a las mujeres: si a ellas les aterra que su marido desaparezca varios días,  intentarán ser complacientes y obedientes y no llevar la contraria a su hombre para que no se largue. Ellas no saben que ellos buscarán cualquier excusa para enfadarse cuando necesiten hacer sus escapadas, y no saben que ellos se están aprovechando de su sentimiento de culpa: son muchas las que asumen estos castigos porque llegan a creer que los merecen. 


Es una forma de sometimiento muy eficaz: si no se portan bien, si intentan limitar su libertad, tendrán su merecido.


Es un mecanismo de tortura psicológica, porque saben lo mucho que sufren algunas mujeres con el miedo al abandono total. Durante la ausencia, ellos no cogen el teléfono y no dicen donde están, algunas sufren paranoias y entran en un bucle de angustia y ansiedad que las agota, las amansa y las domestica. Ellos, cuando regresan al hogar, se hacen los víctimas para que ellas crean que la culpa de todo es de ellas: son ellas las que les obligan a largarse, porque ellos "no pueden más con la situación".

Muchas acaban pidiendo perdón, y entonces ellos las regalan una reconciliación bonita y una mini luna de miel por unos días para "compensar" el sufrimiento causado.

El abandono intermitente sirve para que las mujeres sean más sumisas y para que ellos puedan hacer uso del privilegio masculino a tener una doble vida con total impunidad. Es una estrategia masculina porque nosotras no podemos hacer lo mismo, especialmente si tenemos hijos y mascotas que cuidar. Desaparecer por unos días es un privilegio de aquellos hombres que pueden hacerlo, y muchos creen que en vez de un privilegio, es un derecho natural, porque llevan siglos usando este método de tortura psicológica y emocional contra sus compañeras. Cuanto más dependientes son ellas, más miedo al abandono sufren, y peor lo pasan. 

Lo llaman amor tormentoso, o amor tóxico, pero es terrorismo machista.

¿Os ha pasado alguna vez a vosotras con alguna pareja?, ¿conocéis a mujeres que lo sufren? 

#abandonointermitente #violenciapsicológicayemocional

#malostratos

#ViolenciaContraLasMujeres  #TerrorismoMachista

Coral Herrera Gómez





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15 de agosto de 2023

Niñas que odian ser niñas



Me devoré la serie de Los Cinco de Enid Blyton cuando era pequeña, y ahora se la estoy leyendo a Gael. Yo pasé muchas horas sumergida en sus historias, y las disfruté muchísimo, pero ahora, treinta años después, me ha chocado mucho encontrarme de nuevo con mi personaje favorito, un niña inteligente y valiente llamada Jorge. Su nombre era Georgina, pero ella quería ser tratada como un chico, así que le pide a los demás que la llamen George.

Ahora que leo con mis gafas violetas me quedo alucinada con la misoginia del personaje: cuando le preguntan por qué no quiere ser una niña ella responde con estereotipos. Jorge cree que las niñas son todas débiles, miedosas, lloronas, tontas y cobardes. Todas menos ella, que  lleva el pelo corto y viste como los chicos, y es lista, decidida, valiente, y fuerte. Es una persona segura de sí misma, es cabezona, y es noble como los chicos.

 Jorge admira mucho a sus primos, Julián y Dick, y muestra abiertamente su desprecio por la única niña de la historia, Ana, que es la hermana pequeña. 

Ana representa los estereotipos de la feminidad: cursi, charlatana, miedosa, débil y necesitada de protección. Es la que siempre mete la pata, cumpliendo así con el tradicional estereotipo de personaje femenino que con su torpeza dificulta la misión que lideran los hermanos y el "primo". Es la que, con su verborrea incontenible típica de las mujeres, le cuenta a los adultos "sin querer" los secretos del grupo, un truco narrativo muy utilizado por los hombres para poner más difícil la aventura de los varones. Sus hermanos y su prima la llaman tonta a menudo para regañarla, y hasta le dan puntapiés cuando se va de la lengua. Ella no devuelve los golpes, sino que llora y súplica para que la perdonen por su torpeza, y promete que no volverá a hablar en las comidas con adultos para no poner en peligro la misión. 

Jorge desprecia a Ana y con ella, a todo lo que tiene que ver con la feminidad patriarcal: los vestidos y zapatos de niñas, las muñecas y juguetes de niñas. Ana no se enfrenta a ella, se pone sumisa y se esfuerza por caerle bien. 

Jorge se pone furiosa si la tratan en femenino, grita iracunda porque no soporta que la metan en el grupo de las niñas, y está todo el tiempo demostrando a los demás, con sus habilidades físicas y deportivas, que no es como ellas.





 Yo de pequeña me sentía algo identificada con Jorge porque cuando veía a las mujeres cosificadas e hipersexualizadas en la televisión, tenía claro que no quería ser como ellas. La mayoría de los personajes femeninos de las historias eran mujeres superficiales, estúpidas y narcisistas, pero tuve la suerte de tener a mi alrededor a muchas mujeres a las que poder admirar. Y tuve la suerte de ser educada en el feminismo, que me enseñó que las mujeres podemos ser tan inteligentes y valientes como los hombres, y que podemos llevar pelo corto o pelo largo, falda o pantalón, y ser como queramos.


Antes las niñas solo tenían dos opciones: masculinizarse e imitar a los hombres para ser aceptadas, o convertirse en un objeto sexual para sentirse reconocidas por ellos. Hoy ya sabemos que no necesitamos renegar de nuestro sexo, ni ponernos de rodillas frente a ellos. No necesitamos su reconocimiento para sentirnos valiosas, ni rechazar a las demás mujeres para congraciarnos con ellos.


La serie de los Cinco fue escrita en los años 40 del siglo XX, pero todavía hoy los y las creadoras de cultura siguen utilizando los mismos estereotipos para construir sus personajes, y los mismos discursos sobre la feminidad y las mujeres. Los niños siguen utilizando la comparación para insultarse y humillarse (corres como una niña, lloras como una niña), y se siguen asociando las cualidades positivas a la masculinidad, y las negativas a la feminidad. 


Siguen existiendo muchísimas niñas y mujeres que han interiorizado la misoginia, que se odian a sí mismas y a las demás mujeres, que aspiran a ser como los varones, y a tener el mismo poder que ellos. Muchas tratan de diferenciarse de las demás mujeres, y por eso para ellas es todo un piropo que un hombre les diga: " tú no eres como las demás"


Esta es la razón por la cual necesitamos feminismo y coeducación en las aulas, para que las niñas sepan cómo se usan los estereotipos para perpetuar el machismo, cómo se transmite el odio contra las mujeres, y como lo interiorizamos todas en mayor o menor grado. 


A los y las creadoras culturales podemos pedirles que se animen a crear referentes de mujeres rebeldes que desobedecen a los mandatos del patriarcado, mujeres libres que se aceptan y se quieren a sí mismas tal y como son. Nosotras las feministas seguimos soñando y luchando para que llegue el día en el que todas las niñas y mujeres se sientan orgullosas de su sexo y puedan tener relaciones hermosas con las demás mujeres. 


#estereotipos #misoginia #feminidad #feminismo #niñas #mujeres #mujereslibres


Coral Herrera Gómez


5 de marzo de 2023

Los últimos días. Las últimas horas


Él sabe que te quieres ir. No puede imaginar su vida sin tí. No está perdiendo a una compañera, es que además va a perder a su mamá, a su asistenta de la limpieza y el orden, cocinera, secretaria, enfermera, psicóloga, niñera, administradora, educadora. Va a perderlo todo, y según pasan los días, la desesperación es cada vez más profunda y dolorosa. Tú intentas que no se note que estás ya en el camino de la liberación, pero él sabe que no puedes más. Que has hecho todo lo que has podido, que lo has intentado durante mucho tiempo, que has aguantado y tragado, que has abierto los ojos, y que ya no puedes más. 


Quieres irte, y que todo salga bien. Que él acepte la derrota con deportividad y elegancia. Que te deje marchar con tus crías, que no te declare la guerra, que no te lo ponga más difícil, que asuma la realidad. 


Pero él sabe que tú estás ya a punto de liberarte, y siente una ansiedad terrible, una ira incontrolable, una desolación infinita. Y cree que si te pierde a tí, ya no tiene nada más que perder. No tiene herramientas para manejar el desborde emocional, y además no puede tolerar que tú seas libre de nuevo, y hagas tu vida sin él. Tú eres suya, eres su mujer. Tu vida no te pertenece, no puedes dejarle tirado, no puedes tomar decisiones por tu cuenta, no puedes abandonarle. 


Él sabe que tienes miedo. 

Él sabe que le proteges frente a los demás, que no le cuentas a tu gente querida lo mal que te está tratando porque crees que puedes hacerlo sola, sin ayuda de nadie. Él intenta aislarte todavía más para tenerte bajo su control. Pero sospecha que estás preparando la salida, y tiene ganas de matarte. Porque una parte de él te odia a muerte, a ti y a todas las mujeres. Se siente víctima. Le resulta impensable verse solo, e imaginarte a tí feliz sin él. 


Él está perdiendo el poder que tiene sobre ti, y se le está acabando el tiempo. No va a pedir ayuda porque no quiere asumirlo, lo que quiere es impedir que ejerzas tu derecho a terminar la relación, porque tú para él no eres un ser humano con derechos. Eres de su propiedad. Igual que el perro, que la casa, que los críos. Son todos suyos.


 A ratos mantiene la esperanza de que desistas, pero está todo el tiempo alerta, tratando de averiguar si estás a punto de dejarle. No es solo que no acepta la realidad, es que además el deseo de venganza le tiene enfermo. 


Te amenaza, te chantajea, te presiona, se victimiza, te coacciona, te machaca, y todo el tiempo piensa en cómo retenerte y cómo castigarte si te atreves a desobedecer. 


Él no le cuenta a nadie lo que se le pasa por la cabeza, no se desahoga con nadie, y da los buenos días a los vecinos como si no pasará nada. Pero está viviendo un infierno y está intentando que tú te hundas con él.


Los últimos días junto a él son los peores, porque tu miedo va en aumento, y a él le invade el odio, el rencor y la desesperación. Cuando se acerca el final ya no tiene control sobre sus emociones, y ya le da todo igual.

Tú cuentas los días. 

Él también. 

Tú cuentas las horas. 

Él también.

A veces te da tiempo de ponerte a salvo. 

Otras veces, no.


*el 85% de las mujeres que lograron salir de una relación de violencia contaban con una red de apoyo: amigas, familiares, vecinas, asociaciones de mujeres. 

Datos de la Macroencuesta sobre la violencia contra la Mujer del Ministerio de Sanidad, España, 2019.


Coral Herrera Gómez 


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17 de enero de 2023

Nos salvan las amigas





No nos salva el príncipe azul, ni la policía, ni los servicios sociales, ni los abogados, ni los jueces, ni los políticos que gobiernan. El Estado no llega nunca a tiempo. Así que no nos queda otra que cuidarnos y organizarnos entre nosotras para que no nos maten.

Las mujeres que sufren violencia machista están muy solas: a menudo no quieren preocupar a su gente y creen que pueden aguantar y resistir la situación durante meses y años. A muchas les cuesta ponerle palabras a lo que están pasando, y cuando lo logran les da mucha vergüenza admitirlo. Se culpan a sí mismas, y a veces les cuesta asumir que sus vidas corren peligro.

Cuesta mucho ir a denunciar sola, y enfrentarse a los jueces y a la burocracia de los servicios sociales sola, y reclamar nuestros derechos solas. Nos piden que denunciemos, pero los femicidas nos matan igualmente. Aunque haya orden de alejamiento, aunque les pongan la pulserita, nos matan igualmente, sobre todo cuando queremos salir de la relación, porque muchos no están dispuestos a permitir que salgamos con vida de ella. 

Y cuantos más pasos damos para separarnos, más peligro corremos: los femicidas actúan cuando sienten que van a perder a su pareja y no van a poder controlarla más. 

Hay mujeres que pueden tomar decisiones y actuar con rapidez, pueden contratar a un abogado, alquilarse una casa, y llamar a sus amigas para hacer la mudanza entre todas en un solo día. 

Pero hay muchas mujeres que están solas, y otras que aunque tienen red familiar, tienen miedo de contarle a su gente lo que les está pasando. Mientras, los maltratadores tienen todo el apoyo de la sociedad, los medios, el poder judicial: toda nuestra cultura nos culpabiliza a nosotras y a ellos les justifica, les comprende, les absuelve a ellos. 

Así que a la vez que pedimos en las calles que dejen de violarnos, de golpearnos, de matarnos y descuartizarnos, también tenemos que hacer política en nuestra vida cotidiana, con las mujeres que nos acompañan en la vida. 

Las redes de cuidado entre mujeres salvan muchas vidas en todo el mundo, y ayudan a miles de mujeres a liberarse de las relaciones de dominación y violencia. En ellas nos ayudamos entre todas a identificar cuándo estamos sufriendo violencia machista por parte de nuestras parejas, y cuándo es el momento de dejar la relación. Pero además, una vez que una de nosotras quiere salir de ahí, las demás organizamos el tema de la logística: todas nuestras casas pueden convertirse en un refugio temporal para las amigas, las primas, las hermanas, las madres, las hijas, las tías, las sobrinas, y las vecinas, podemos juntar  dinero entre todas para que ellas puedan sobrevivir en los primeros meses, y si corre peligro de ser asesinada, podemos turnarnos para que no se queden solas y acompañarlas a todas partes. 

Cuando nos sentimos protegidas, acompañadas y cuidadas, es más difícil para el hombre violento actuar. Los asesinos necesitan víctimas vulnerables que dependan de ellos y estén solas, sin apoyo emocional y sin apoyo logístico para escapar. Por eso es tan importante que todas tengamos nuestra red de apoyo mutuo en la que dar y recibir cuidados e información, calor humano y amor de amigas, un techo para cobijarnos, y dinero para sobrevivir.  

Además tenemos que apoyar también a las mujeres que no tienen amigas ni red familiar, ni compañeras con la que contar: las mujeres inmigrantes, por ejemplo, son algunos de los colectivos más vulnerables, así como las mujeres mayores y las mujeres con discapacidades que dependen al cien por cien de sus maltratadores. Las más vulnerables necesitan también ayuda de grupos de mujeres para salir adelante, tanto a nivel psicólógico y emocional, como a nivel logístico. 

Y creo que una de las cuestiones fundamentales es que las nuevas generaciones entiendan la importancia de las redes de mujeres, que desde la infancia puedan construir las suyas propias, que sepan valorarlas, nutrirlas, expandirlas y cuidarlas con todo el amor del mundo. 

Tenemos que ayudarles a tomar conciencia que es mejor que el tiempo y la energía que desperdician con el amor romántico, buscando a su media naranja, lo dediquen a cultivar mucho amor del bueno y a crear su red de mujeres. 

No podemos seguir contandoles cuentos en los que el patriarcado les hace creer que la salvación está en el príncipe azul. En realidad son estas redes de mujeres las que nos sostienen, y en muchas ocasiones, las que nos salvan la vida. 

#Redes #mujeres #ApoyoMutuo #cuidados #SalvarVidas #NiUnaMenos #VivasNosQueremos

Coral Herrera Gómez



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13 de enero de 2023

Llevarte a tu amante a la cama de tu pareja es violencia




Una de las mayores violencias que nos puede infligir nuestra pareja es llevar a su amante a nuestra casa y tener sexo con ella en nuestra cama. Nuestra casa es un espacio sagrado, es nuestro refugio, el sitio al que llegamos a descansar después de librar nuestras batallas. 

Es nuestro espacio de intimidad, nuestro nido, nuestra cueva para estar tranquilas, nuestro lugar para quitarnos la armadura, descansar, relajarnos, llorar las penas, disfrutar del sexo a solas o en pareja, tener conversaciones íntimas. 

Es el espacio en el que tenemos nuestras cosas: nuestra ropa, nuestras fotos, nuestros artículos de higiene, nuestros recuerdos, nuestros libros, nuestros secretos, nuestros juguetes sexuales. 

Es un lugar en el que deberíamos estar seguras de que nadie nos va a atacar, ni va a utilizar la información que tiene de nosotras para hacernos daño. 

La cama es el lugar en el que nos desnudamos, soñamos, nos acurrucamos, es el espacio en el que gozamos, en el que nos abandonamos por completo al descanso: no es justo que metas a alguien ajeno a ella, es un daño simbólico irreparable.

  

Llevar a tu amante a la casa de tu pareja es violencia porque mientras tú gozas, estás violando el derecho fundamental que tenemos todos y todas a la privacidad y a la intimidad. 

Quizás para tí y para tu amante sea muy divertido y emocionante, pero para tu pareja es humillante que otra persona entre en tu intimidad, que deje su olor, sus pelos, su sudor, sus fluidos, y sus secreciones corporales en su nido. 

No sé si es verdad que Piqué se llevó a su amante a la casa de Shakira durante un año, y si ella se comió o no la mermelada de la cantante. Pero si es verdad, podemos decir tranquilamente que Piqué es un maltratador: es obvio que elegir el hogar de tu pareja e hijos para tener sexo en lugar de irse a hoteles lujosos es una decisión tomada para hacer daño. Y que Clara fue cómplice de esta violencia. 

No tenían necesidad ninguna de usar el único espacio de seguridad e intimidad que tiene Shakira, y si lo hicieron, fue para disfrutar del daño que le estaban causando. Probablemente tanto Piqué como Clara se sintieron muy poderosos en su momento, pero es un ejercicio de poder muy violento y muy cruel. 


Y lo peor, es posible que no hayan aprendido nada y que en el futuro Piqué le haga lo mismo a Clara, con otra chica más joven.


Nosotras, mientras, leemos y debatimos en redes, y estamos aprendiendo un montón de cosas sobre la historia entre Shakira, Piqué y Clara. Por ejemplo: que hay que ser valiente y decirle a tu pareja que ya no quieres estar con ella. 

Que para separarse no hace falta hacerle daño a tu pareja poniendole los cuernos. Que todos los intentos por hacer sufrir a tu ex son violencia. 

Que la guerra del divorcio no solo te afecta a tí, sino a todos tus seres queridos. 

Que las mujeres no debemos ayudar a los hombres a humillar a sus parejas, ni invadir los espacios sagrados de las demás mujeres. 

Que no debemos hacerle a la gente lo que no nos gustaría que nos hicieran.

Que los hombres tienen que trabajarse los patriarcados con urgencia. 

Que las infidelidades son violencia psicológica y emocional. 

Que las mujeres no tenemos por qué soportar los cuernos en silencio, que estamos hartas de que nos culpen por la violencia que sufrimos, que se nos juzga con mucha más severidad que a los hombres. 

Que tenemos todas que revisar la forma en que ejercemos nuestro poder, que tenemos todas que trabajarnos más la empatía y la sororidad... ¿qué más estáis aprendiendo vosotras con esta historia?


Coral Herrera Gómez



10 de enero de 2023

¿Por qué nos matan?


Collectivo Boca, en Bonito, Italia.


Nos matan por desobedecerles. 

Nos matan por rechazarles cuando nos desean.

Nos matan cuando queremos terminar la relación. 

Nos matan porque no queremos cuidarles más.

Nos matan para sentir el placer del poder.

Nos matan porque les falta humildad y no tienen tolerancia a la frustración.


Nos matan porque no nos pueden enjaular. 


Nos matan porque nuestra cultura les hace creer que las mujeres somos cosas y que cuando nos emparejamos con ellos, les pertenecemos.


Nos matan porque creen que son seres superiores que deben ser obedecidos, venerados y cuidados por mujeres sumisas.


Nos matan porque no soportan que les digan que no.


Nos matan porque no soportan que sus parejas se sientan libres para irse o para quedarse. 


Nos matan porque no son capaces de tolerar un no, un "se acabó", un "no aguanto más," un "me voy". 


Nos matan cuando sienten que pierden control sobre nosotras. 


Nos matan porque no saben perder, ni afrontar las derrotas de la vida con dignidad y elegancia.


Nos matan porque tienen miedo y viven presos de sus inseguridades y sus complejos de inferioridad. 


Nos matan porque se obsesionan con su necesidad de dominar y controlar. 


Nos matan porque son misóginos y machistas.


Nos matan porque quieren tener la razón. 


Nos matan porque tienen el ego muy alto y la autoestima muy baja.


Nos matan porque sufrieron y quieren vengarse.


Nos matan porque no saben relacionarse en igualdad y en libertad. 


Nos matan porque están invadidos por el rencor y la rabia.


Nos matan porque odian a las mujeres. 


Nos matan porque la prensa les apoya.


Nos matan porque los jueces están de su lado.


Nos matan porque los femicidios ni conmueven ni indignan a nuestra sociedad.


Nos matan porque los vecinos miran para otro lado. 


Nos matan porque parecen casos aislados.


Nos matan porque se saben impunes.


Nos matan para que las demás aprendamos la lección.


Coral Herrera Gómez 


Más artículos: 


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Para derribar el patriarcado hay que abolir la explotación de las mujeres 

Usos perversos del amor romántico 

No más violencia contra las mujeres 

¿Qué puedes hacer contra la violencia machista si eres hombre?



25 de noviembre de 2022

No más violencia contra las mujeres #25N



Nos engañan

Nos mienten

Nos desaparecen 

Nos acosan

Nos violan

Nos mutilan

Nos humillan

Nos obligan a casarnos

Nos obligan a gestar y a parir 

Nos obligan a maternar

Nos obligan a trabajar gratis a diario

Nos separan de nuestros bebés

Nos invisibilizan

Nos censuran

Nos borran

Nos ningunean

Nos cancelan

Nos maltratan 

Nos usan y nos tiran 

Nos alquilan

Nos venden

Nos compran

Nos regalan

Nos esterilizan 

Nos medican

Nos torturan 

Nos empalan 

Nos cortan en trozos

Nos encarcelan

Nos ejecutan a pedradas

Nos esclavizan

Violan y matan a nuestras criaturas

Hacen negocios con nuestros cuerpos y abusan de nosotras para satisfacer sus deseos.


Mañana 25 de noviembre es el día para protestar contra todas las formas de violencia machista: 


🟪 Explotación laboral

🟪 Explotación doméstica

🟪 Explotación emocional

🟪 Explotación sexual

🟪 Explotación reproductiva

🟪 Violencia física

🟪 Violencia sexual

🟪 Violencia psicológica y emocional

🟪 Violencia económica

🟪 Violencia vicaria

🟪 Violencia institucional

🟪 Ciberviolencia y ataques en redes sociales 

🟪 Acoso sexual en el trabajo y en las calles

🟪 Abuso sexual infantil en el hogar

🟪 Privación de libertad 


Palizas, 

Violaciones 

y Femicidios.


Todos los días la violencia machista mata a 135 mujeres y niñas del planeta. 


11 cada día en México. 


5 cada hora en todo el mundo.


Son 80 mil mujeres víctimas de femicidios cada año, según la ONU.


#25N #Niunamenos2022 #VivasNosQueremos

18 de octubre de 2022

El amor de pareja en cifras




Nuestras relaciones son un desastre: no sabemos querernos bien, no sabemos construir relaciones igualitarias, no sabemos disfrutar del sexo y del amor, no sabemos separarnos sin hacernos la guerra. 

El mito romántico es una trampa para nosotras: nos promete una vida feliz a todas, pero las cifras nos muestran que el amor romántico sigue siendo profundamente patriarcal y machista. En el matrimonio, los hombres siguen viviendo en casa como reyes, igual que sus padres, sus abuelos y bisabuelos, y tienen el doble de tiempo libre que nosotras. Algunos "ayudan" en casa, y "ayudan" en el cuidado de los niñós y las niñas, en algunos países del mundo más desarrollados, pero somos las mujeres las que vivimos como criadas y nos vemos obligadas a asumir toda la carga de tareas y logística, la carga mental y emocional de la familia. 

La mayor parte de las parejas afirman que están unidas "por amor", estar enamorados es el principal motivo para casarse. Este es también el principal motivo por el que nos convertimos en sirvientas y en madres de los hombres con los que convivimos: trabajamos gratis "por amor". 

Después de la boda, nos sentimos estafadas: la mayoría nos casamos pensando que vamos a ser compañeros y a trabajar en equipo. Cuando nos queremos dar cuenta, estamos sufriendo abuso y explotación doméstica, que es una de las formas más comunes de violencia machista.  

La mayor parte de los hombres no tienen conciencia de estar ejerciendo violencia sobre sus compañeras, creen que sus privilegios son "naturales" y "normales". Algunos hombres, antes de casarse o de convivir con su pareja, tienen autonomía y saben hacer las tareas básicas para la supervivencia. Pero según un estudio de Sigma Dos en España de 2018, en cuanto se emparejan, el 36% lo dejan, porque creen que es deber de las mujeres servirles y cuidarles.

Para la gran mayoría de las mujeres el matrimonio significa perder la libertad, dedicar todo su tiempo y energía a los cuidados en solitario, y poner en riesgo su salud física y mental. 

Solo la mitad de las mujeres del mundo puede decir “no” a su pareja si no desea tener relaciones sexuales, solo la mitad pueden decidir sobre su cuerpo, su sexualidad y su maternidad, y la gran mayoría se ven privadas de sus derechos sexuales y reproductivos, y demás derechos fundamentales: derecho a la libertad de movimientos, derecho a estudiar y trabajar, derecho a tener una red afectiva propia, derecho a tener dinero propio, derecho a tomar decisiones.... 

Son millones las mujeres que renuncian o sacrifican en parte su carrera por apoyar a su pareja, las que no pueden salir de casa sin permiso de sus maridos, y las que tienen prohibido estudiar o trabajar, salir a hacer deporte o a divertirse. Hay muchas mujeres en el mundo que solo pueden ir a misa, al supermercado y a casa de familiares, y otras que ni siquiera eso: viven permanentemente confinadas y solo pueden salir con sus maridos. Y a veces ni eso. 

Además de la explotación doméstica y la falta de derechos, las mujeres sufrimos violencia física y emocional en el hogar. No es en las calles ni en los espacios públicos donde corremos peligro, es en casa. No son los desconocidos los que nos violan y nos matan: son nuestros novios y maridos, y demás hombres de nuestro entorno más cercano, según el Informe del 25N de 2018 publicado por ONU

Las cifras nos demuestran que el amor de pareja no es tan maravilloso e ideal como nos lo pintan, y que de hecho puede ser muy peligroso casarnos: cada día 137 mujeres son asesinadas en el mundo por sus parejas, casi 90 mil mujeres al año. 

En el matrimonio heterosexual, muchas mujeres sufrimos diferentes formas de violencia:

explotación doméstica, 

agresiones físicas y violencia sexual, 

maltrato psicológico y abuso emocional, 

violencia económica, 

y violencia vicaria (la que se ejerce sobre los hijos e hijas para hacer daño a sus madres). 

Son muchas las mujeres que sufren infidelidades, malos tratos y abandono cuando están embarazadas o enfermas. Los datos más escalofriantes son aquellos que nos hablan de mujeres mayores que han sufrido violencia durante 60, 50 o 40 años por parte de sus maridos, y las mujeres con dependencia económica y discapacidades, para las que el divorcio no es una opción, ni un derecho como para las demás. 

La mayor parte de las mujeres casadas tienen doble y triple jornada laborales, y sólo una remunerada, lo que significa que los hombres tienen mucho más tiempo libre que sus compañeras en todo el mundo. 

Cada 7 segundos una niña menor de 15 años es casada en el mundo. Son millones las niñas, adolescentes y mujeres casadas en contra de su voluntad. 

También son millones las que no están obligadas a casarse pero lo hacen porque no tienen autonomía económica o por presión familiar. Permanecer soltera provoca aún un amplio rechazo social: las mujeres que deciden no casarse siguen siendo vistas como "raras" y como fracasadas. La trampa de todas las que se ven obligadas o presionadas para casarse es que luego no pueden divorciarse, por los mismos motivos. 

Para muchas mujeres el matrimonio es una cárcel de la que no pueden escapar, y en la que se se ven obligadas a asumir toda la carga de cuidados del hogar, y cuidados a bebés, niños, niñas, mayores y familiares dependientes (con discapacidades, enfermedades, o accidentados), mascotas y animales domésticos y de granja. 

Son millones de mujeres trabajando fuera de casa, y trabajando gratis para uno o varios hombres (hermanos, padres, suegros, cuñados, sobrinos, hijos), sin salario, sin días de descanso, sin vacaciones, sin derecho a enfermar, sin derecho a cotizar ni a jubilarse, y sin derecho a escapar de la esclvitud doméstica. 

Las promesas del amor romántico no tienen nada que ver con la realidad: casadas no somos iguales a los hombres, ni somos más felices, ni estamos más protegidas frente a la violencia, ni tenemos calidad de vida. Es justo al revés: cuando estamos casadas sufrimos más, enfermamos más y morimos antes. 

Numerosos estudios afirman que las mujeres solteras y viudas viven mucho mejor y son mucho más felices, empezando porque gozan de mayor libertad y autonomía, más tiempo libre, más horas de sueño y de descanso, y tienen una red afectiva y social más amplia que la de los hombres solteros. 

Los avances y cambios que se están produciendo en todo el mundo, está provocando un descenso de las bodas y de la natalidad en picado, sobre todo en los países en los que las mujeres son libres y tienen sus propios ingresos. 

Además, siguen aumentando las tasas de divorcio: cuanto más autonomía tenemos las mujeres, menos necesidad tenemos de casarnos, y más ganas nos entran de divorciarnos, como veremos en las estadísticas a continuación.

Aquí os dejo cifras mundiales y cifras de España para que comprendamos la dimensión del engaño, nos quitemos la venda unas a otras, y abramos los ojos. Lo más importante es contarle todo esto a las niñas y a dolescentes para que no caigan en la estada romántica y para que no hagan del amor romántico el centro de sus vidas. A las mujeres no nos conviene establecer nuestro proyecto de vida en torno a un hombre, vean las cifras:


Cifras sobre la pareja en el mundo

Mujeres, libertad y autonomía

Solo el 52% de las mujeres casadas o en una unión tienen autonomía corporal y son dueñas de su cuerpo y de su salud. Es decir, solo la mitad de mujeres en el mundo toman libremente sus propias decisiones sobre relaciones sexuales, uso de anticonceptivos y atención médica. 

Solo la mitad de las mujeres pueden tomar sus propias decisiones a la hora de decidir sobre la atención de su salud, y decir “no” a su pareja si no desea tener relaciones sexuales.

  • En Malí, el Níger y el Senegal, más del 90% de las mujeres se ven privadas de su autonomía corporal.
  • Únicamente el 71 por ciento de los países garantizan el acceso a servicios de maternidad integrales.
  • Únicamente el 75 por ciento de los países garantizan legalmente un acceso pleno y equitativo a la anticoncepción.
  • Únicamente alrededor del 80 por ciento de los países tienen leyes que apoyan la salud y el bienestar sexuales.
  • Únicamente alrededor del 56 por ciento de los países tienen leyes y políticas que apoyan la educación integral en sexualidad.
  • Veinte países o territorios tienen leyes que obligan a casarse con el violador, lo que significa que un hombre puede escapar de un proceso penal si se casa con la mujer o niña que ha violado.
  • Cuarenta y tres países no cuentan con legislación que aborde el problema de la violencia sexual durante las relaciones de pareja (la violación por parte de un cónyuge).
  • Más de 30 países restringen el derecho de las mujeres a desplazarse fuera del hogar.

 “Mi cuerpo me pertenece: reclamar el derecho a la autonomía y la autodeterminación”, informe del Estado de la Población Mundial 2021, Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)


Matrimonio infantil

UNICEF

Cada 7 segundos una niña menor de 15 años es casada. 

Durante la próxima década hasta 10 millones de niñas podrían estar a riesgo de matrimonio infantil.

Las niñas que se casan antes de cumplir 18 años tienen menos posibilidades de seguir yendo a la escuela y más posibilidades de ser víctimas de violencia en el hogar.

Las niñas obligadas a casarse no sólo pierden su infancia, sino que a menudo también cortan los lazos con su familia y sus amigos y adoptan un rol doméstico, ya que tienen prohibido buscar un trabajo o continuar asistiendo a la escuela.

Las niñas adolescentes tienen más probabilidades de morir a causa de complicaciones durante el embarazo y el parto que las mujeres de entre 20 y 30 años, y es más probable que sus hijos nazcan muertos o mueran en su primer mes de vida.

15 millones de niñas adolescentes de 15 a 19 años han experimentado relaciones sexuales forzadas (violaciones u otros actos sexuales forzados) en todo el mundo.En la inmensa mayoría de los países, las adolescentes son el grupo con mayor riesgo de violaciones (u otro tipo de abusos sexuales) por parte de su esposo, pareja o novio actual o anterior. De acuerdo con los datos disponibles de 30 países, tan sólo un 1% de ellas ha pedido alguna vez ayuda profesional.


Matrimonio igualitario

El matrimonio igualitario es legal en más de treinta países, aunque muy pocas mujeres pueden casase con otras mujeres. 

Existen más de 60 estados miembros de la ONU que prohíben explícitamente las relaciones homosexuales. 

En países como Brunei, Iran, Mauritania, Arabia Saudita, Yemen y parte de Nigeria, la condena por este “delito” sigue siendo la pena de muerte.


Divorcios y separaciones

- Una investigación de 2015 de la American Sociological Association (ASA), descubrió que las mujeres inician casi el 70% de los divorcios.

- Europa es el continente en el que más divorcios se producen: a la cabeza, Bélgica (un 71%), España está entre los cinco primeros países, con un 61%

- Estados Unidos es el país donde más divorcios hay, y Chile es la nación donde menos divorcios se registran, apenas un 3%, seguida de Vietnam (4%) y Libia (5%). 

- Aún no está normalizado en las naciones árabes, africanas y del Sudeste asiático: hay países en los que para las mujeres, divorciarse es un auténtico calvario.

Datos del Mapa del divorcio, publicado en 2014 por la revista online estadounidense Business Insider, basado en cifras de Eurostat (Oficina Europea de Estadística)


Abuso, explotación y violencia machista 

ONU MUJERES 

En 18 países, los esposos pueden impedir legalmente que sus esposas trabajen; 

en 39 países, las hijas y los hijos no tienen los mismos derechos de herencia; 

y en 49 países no existen leyes que protejan a las mujeres de la violencia doméstica.


La cifra de mujeres adultas maltratadas por su pareja ascendía en Turquía al 57% en Etiopía, al 45% en India, al 40% en Perú, al 31% en Canadá, y el 35% en Nueva Zelanda.

Una de cada cinco mujeres y niñas, incluido el 19% de las mujeres y las niñas de 15 a 49 años, han sufrido violencia física y/o sexual por parte de una pareja íntima, durante los últimos 12 meses. Sin embargo, en 49 países no existen leyes que protejan específicamente a las mujeres contra tal violencia.

A nivel global, se estima que 736 millones de mujeres -alrededor de una de cada tres- ha experimentado alguna vez en su vida violencia física o sexual por parte de una pareja íntima, o violencia sexual perpetrada por alguien que no era su pareja (el 30% de las mujeres de 15 años o más).

La mayor parte de la violencia contra las mujeres es perpetrada por sus maridos o parejas íntimas o por parte de sus ex-maridos-parejas. Más de 640 millones de mujeres de 15 años o más han sido objeto de violencia de pareja (el 26% de las mujeres de 15 años o más).

De las que han mantenido una relación, casi una de cada cuatro adolescentes de 15 a 19 años (24%) ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de su pareja o marido. El 16% de las jóvenes de 15 a 24 años han experimentado esta violencia en los últimos 12 meses.

En 2018, se estima que una de cada siete mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de su pareja o marido en los últimos 12 meses (el 13% de las mujeres de 15 a 49 años). Estas cifras no reflejan el impacto de la pandemia de COVID-19, que ha aumentado los factores de riesgo de violencia contra las mujeres.

El 37% de las mujeres de entre 15 y 49 años que viven en países "menos desarrollados" han sido objeto de violencia física y/o sexual por parte de su pareja en su vida.

Menos del 40 por ciento de las víctimas de la violencia buscan algún tipo de ayuda. En la mayoría de los países para los que existen datos disponibles sobre esta cuestión se constata que, entre las mujeres que buscan ayuda, la mayoría acude a familiares y amistades. Muy pocas recurren a instituciones formales, como la policía o los servicios de salud. Menos del 10 por ciento de quienes buscan ayuda acuden a la policía.

 Alrededor de 81,000 mujeres y niñas fueron asesinadas en el 2020, y la mitad, unas 47,000 de ellas, (es decir, el 58%), a manos de sus parejas o familiares. 

Esto equivale a una mujer o niña asesinada cada 11 minutos por maridos y hombres de su entorno.  



Cifras sobre la pareja en España

Bodas y divorcios

- En España nos casamos menos y más tarde. El INE recoge datos sobre el matrimonio desde 1981 y, en estas cuatro décadas de registro, el número de matrimonios ha caído un 55,24% en tanto que la edad ha aumentado 10 años de medias (de los 24/26 a los 34/36). 

- España está entre los ocho países del mundo donde más separaciones de pareja se producen. Se separan casi cuen mil personas cada año. Eurostat, 2021.

- Solo el 8% de los españoles de entre 18 y más años afirmaban no haber tenido nunca pareja hasta esa fecha (ESGE, 2018)

- En la actualidad, aproximadamente un 70% de la población española mantiene algún tipo de relación  de pareja (Estudio 3325, CIS, 2021). Entre las personas que no tienen pareja, un 43% afirma que es por no haber encontrado a la persona adecuada, y un 22% responde que no ha tenido la necesidad de tener pareja. Estos resultados señalan que, en general, a las personas que no tienen actualmente pareja les gustaría tenerla, sobre todo si encontraran a la persona adecuada.

-En la Unión Europea una de cada cuatro parejas no tiene hijos (25,1%), porcentaje que en nuestro país se sitúa en el 22,7% (Eurostat, 2021).

Parejas que no conviven: 

  • Las parejas sin convivencia que se encuentran en esta situación por “considerarse muy jóvenes para convivir” (25,4%)
  • Las parejas sin convivencia por “motivos económicos” (25,7%)
  • Las parejas sin convivencia que desean vivir esta situación “por mantener su independencia” (7%), son las que presentan unos rasgos más diferenciadores
  • La categoría de “no estar preparados para convivir” puede darse en todas las generaciones donde hay un nuevo emparejamiento (7,1%)
  • Por último, las parejas que no conviven debido a las “circunstancias laborales” (13%)


Trabajo gratis y tiempo libre

En España las mujeres trabajamos gratis durante 43 días al año. Dedicamos una media de 6 horas (5 horas y 59 minutos) al trabajo doméstico. 

Por el contrario, los hombres emplean en este grupo de actividades 2 horas y 20 minutos, según el Instituto de las Mujeres de España. 

Según los estudios de la OCDE y el INE (2019), las mujeres españolas dedican 2 horas diarias más de media a las tareas del hogar y el cuidado de la familia que los hombres. Esto significa que ellos tienen más del doble del tiempo libre que nosotras. 


Sexualidad

Informe Sexualidad de las mujeres jóvenes en el contexto español, Instituto de las Mujeres, 2022.  

- Un 57,7% de las encuestadas reconoce que ha mantenido relaciones sin deseo sexual.

- Un 20% tiene miedo a sufrir una agresión sexual en su entorno (escuela, trabajo o pareja).

- Casi la mitad de las mujeres de entre 18 y 25 años (el 43,5%) ha recurrido en alguna ocasión a la píldora del día después y un 20% reconoce que nunca o casi nunca usa un método anticonceptivo cuando mantiene relaciones sexuales. Motivos: 

  • -el 53 % explica que lo hace por la confianza que tiene en su pareja, 
  • -el 33 % porque no tiene a mano el anticonceptivo en el momento de la práctica sexual
  • -el 19,4 % alega que su empleo reduce su placer. 
  • - el 12,3 % no lo utiliza porque su pareja así lo prefiere y 
  • - el 5,9 % estima que no corre ningún riesgo.

- Un 5,7% de las mujeres jóvenes encuestadas se ha sometido a un aborto, momento en el que recibieron el apoyo de su pareja (40%), su madre (27,7%), o una amiga (15,4%), mientras que un 4,6% manifiesta haber pasado sola por este proceso, bien porque no ha pedido ayuda, o bien por falta de apoyos.

- El grado de satisfacción con su vida sexual es de 6,6 puntos y lo que más valoran es el placer que proporciona la masturbación, la receptividad de la pareja, la periodicidad de las relaciones y la frecuencia de los orgasmos.

- La penetración sigue siendo la práctica más habitual entre las mujeres jóvenes, por encima de la autoestimulación (74,6% frente al 66,5%) y muchas de ellas manifiestan no haber practicado la masturbación hasta después de haber mantenido relaciones sexuales con otra persona.

- El 35 % de las chicas nunca ha recibido educación sexual y las que sí lo han hecho, la califican de "absolutamente insuficiente e inadecuada".


Informe '¿Fuerte como papá? ¿Sensible como mamá? Identidades de género en la adolescencia', realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, España.

Entre los adolescentes españoles de 14 a 19 años, aproximadamente un 80% ha tenido alguna relación de pareja (82% de chicas frente al 78%) La primera pareja se tiene entre los 13 y 14 años, aunque ellos son más precoces. El 46% de los varones afirma tener su primera novia entre los 10 y los 13 años.

Un 52,6% de chicas jóvenes cree que el varón debe proteger a la mujer, porcentaje que asciende al 67% en el caso de los chicos. 

Respecto a quién debe tomar la iniciativa en las relaciones sexuales, casi el 60% de los jóvenes afirma que "se debe tomar juntos", pero en la práctica deciden ellos en el 46,9% de las veces. 

Sin embargo, les toca a ellas insistir en el uso de anticonceptivos: el 47,2% de los casos frente al 9,4% de veces que insisten ellos. En otro 31,4% se toman juntos.



Infidelidades 

Según el informe de IPSOS, 2014: 

-Un 35% de hombres y un 26% de mujeres reconocen haber sido infieles a su pareja. 

- El 29% de los hombres encuestados ha mantenido relaciones sexuales de forma excepcional fuera de la pareja, contra el 18% de las mujeres que se manifiestan en este sentido. Un 41% de los hombres infieles aseguran haber tenido cuatro o, incluso, un número mayor de amantes, frente al 28% de las mujeres adúlteras que se han expresado en el mismo sentido. 

-La mitad de las aventuras extramatrimoniales son de una sola noche, mientras que una tercera parte se llevan a cabo de manera ocasional.

-Motivos para ser infieles:

  • para vivir una experiencia diferente (un 43% de los hombres, frente a un 24% de mujeres); 
  • para vengarse de la infidelidad de su pareja (18%)
  • para convencerse de que su cónyuge ya no es lo que necesita (un 17%)
  • para volver a encender la llama de su vida matrimonial (un 12%)
  • para ganar confianza en sí mismos (el 42% de mujeres y un 29% de hombres) 
  • sólo por sentir amor o deseo hacia otra persona (más de la mitad de las personas encuestadas) 


Informe YouGov: 

Un 91%, considera que tener una relación sexual con otra persona es la mayor infidelidad, seguido del sexting (enviarse mensajes subiditos de tono por el móvil), un beso en la boca y el tonteo.

Para un 12%, masturbarse pensando en otra personas es ser infiel y para un 4% lo es hasta ver porno.

Un 40% de las personas encuestadas está "seguro de que no le han puesto los cuernos", frente a un 27% que está convencido de que sí. Un 13% tiene sospechas, y un 10% se huele algo pero cree que son sospechas infundadas.

Una gran mayoría (71%) preferiría enterarse a no saberlo frente al 20% que preferiría vivir en la ignorancia.

Un 42% de los encuestados dejaría a su pareja sin posibilidad de reconciliación, frente al 7% que no rompería y perdonaría la infidelidad sin que afectase a la relación.

Un 19% dejaría a su pareja pero dice que podría perdonar e incluso volver con ella, mientras que un 17% asegura que no rompería la relación, pero admite que se vería afectada por la infidelidad.

Las mujeres son las que menos perdonarían una infidelidad, ya que el 44% rompería sin posibilidad de reconciliación frente al 11% de hombres que no dejaría a su pareja y perdonaría la infidelidad.

 

Violencia

«Macroencuesta de la violencia contra la mujer» 2019 por el Ministerio de Sanidad de España: 

En total, un 13% de las mujeres residentes en España de 16 y más años ha sufrido miedo de alguna pareja o ex pareja en algún momento de su vida. Un 2,9% manifiesta que dicho miedo era continuo.


Violencia económica: 

En total, un 10,8% de las mujeres residentes en España de 16 y más años ha sufrido violencia económica por parte de alguna pareja o ex pareja en algún momento de su vida

- 6,9% ‘se negaba a darle dinero para los gastos del hogar cuando la pareja tenía dinero para otras cosas’. 

- 7,2% ‘le impedía tomar decisiones relacionadas con la economía familiar y/o realizar las compras de forma independiente’. 

- 4,9% ‘no le dejaba trabajar o estudiar fuera del hogar’.

Las mujeres que soportan dichas actitudes suelen verse afectadas y presionadas simultáneamente por otra forma de violencia (física, sexual, psicológica controladora y/o emocional). En el caso concreto de la violencia económica, el 85% de las mujeres declaran sufrir violencia psicológica y el 47,8% violencia sexual. El impacto que tiene la violencia económica sobre la salud y el bienestar de las víctimas es notable, de manera que apenas el 50% de las mujeres aluden a un estado de salud categorizado como bueno o muy bueno.

En general, cuanto más elevado es el nivel de estudios de la mujer, menor el porcentaje de mujeres que han sufrido violencia económica de alguna pareja o expareja: pasa del 14,4% de las mujeres con estudios inferiores a primaria al 6,7% de las mujeres que tienen estudios universitarios finalizados.


Violencia física: 

El número de mujeres residentes en España de 16 y más años que manifiestan haber sufrido en algún momento de su vida los distintos actos de violencia física que contempla la encuesta, por parte de alguna pareja o expareja, es de casi 3 millones de mujeres, el 14,2 % de la población femenina:

- 8,6% ‘le ha empujado, agarrado o tirado del pelo’.

- 7,6% ‘le ha abofeteado o tirado algo que pudiese hacerle daño’.

- 5,2% ‘le ha golpeado con su puño o con alguna otra cosa que pudiera hacerle daño’.

- 4,2% ‘le ha dado patadas, arrastrado o pegado’.

- 2,6% ‘le ha amenazado con usar o ha usado una pistola, cuchillo o alguna otra arma contra ella’.

- 1,8% ‘le ha intentado asfixiar o quemar a propósito


Las mujeres entre los 25 y 54 años son las que en mayor proporción manifiestan haber sido víctimas deviolencia física de género en algún momento por parte de cualquiera de sus parejas.

De las mujeres que han sufrido violencia física moderada, un 12,6% de mujeres que afirma que ha sido un episodio esporádico, y el 85,2% de mujeres ha sufrido agresiones en más de una ocasión a lo largo de su vida por parte de cualquier pareja.

Las mujeres nacidas en el extranjero y residentes en España sufren el doble de violencia física que las autóctonas, del total de mujeres nacidas en el extranjero que alguna vez ha tenido pareja, un 14,1% ha sufrido violencia.

Las mujeres en entornos rurales, de hasta 2.000 habitantes, son las que en menor porcentaje han manifestado violencia física de parte de cualquiera de sus parejas a lo largo de su vida (6,6% en contraste con el 10,9% en el entorno urbano)


Violencia sexual en la pareja

Un 13,7 % de las mujeres españolas han sufrido violencia sexual en la pareja, casi 3 millones de mujeres.

6,6% de las mujeres que han tenido pareja manifiestan que al menos alguna de sus parejas, a lo largo de su vida, la ha obligado a mantener relaciones sexuales cuando ella no quería. Un porcentaje apenas inferior (6,3%) se obtiene para las mujeres que han mantenido relaciones sexuales sin desearlo, por miedo a lo que su pareja les podía hacer si se negaban. 

A la mitad aproximadamente se reduce la proporción cuando se trata de otro tipo de práctica sexual a la que se vio obligada la mujer y que le resultó humillante o degradante (3,5%) o cuando la pareja o ex pareja ‘intentó obligarle a tener relaciones sexuales contra su voluntad, sujetándola o haciéndole daño sin conseguirlo’ (3,2%)

Si se tiene en cuenta cualquier pareja en la vida de la mujer, ya sea la actual (si la tiene) o alguna de sus anteriores relaciones, se obtiene que un 8,4% de las mujeres que alguna vez han tenido pareja ha sufrido violencia sexual por parte de alguna de ellas.


Violencia psicológica de control

 El porcentaje de mujeres residentes en España de 16 y más años que manifiestan haber sufrido en algún momento de su vida los distintos actos de violencia psicológica de control que contempla la encuesta, por parte de alguna pareja o expareja, es del 31%, más de 6 millones y medio de mujeres. 

Algunas de las formas de violencia más comunes son:

- 16,3% ‘insistía en saber dónde estaba en cada momento’.

- 14,8% ‘se enfadaba si hablaba con otro hombre o mujer’.

- 14% ‘le ignoraba y trataba con indiferencia’.

- 12,1% ‘trataba de impedirle que viese a sus amigos o amigas’.

- 11,3% ‘sospechaba injustificadamente que le era infiel’.

- 10% ‘esperaba que le pidiese permiso antes de ir por su cuenta a determinados sitios como por ejemplo un hospital o centro de salud, un centro cultural o deportivo, etc.’.

- 8,3% ‘trataba de evitar que se relacionase con su familia directa o parientes’.


Violencia emocional

En total, un 21,9% de las mujeres residentes en España de 16 y más años ha sufrido violencia psicológica emocional por parte de alguna pareja o ex pareja en algún momento de su vida. 

- 19,6% ‘le ha insultado o hecho sentirse mal consigo misma’.

- 13,9% ‘le ha menospreciado o humillado delante de otras personas’.

- 12,9% ‘le ha asustado o intimidado a propósito (por ejemplo gritándole y rompiendo cosas, mirándole de determinada forma)’.

- 9,5% ‘le ha amenazado verbalmente con hacerle daño a la mujer’.

- 5,2% ‘le ha amenazado verbalmente con hacer daño a alguien que es importante para la mujer’.

El 2,8% de las mujeres que han sufrido violencia psicológica emocional de alguna pareja o ex pareja a lo largo de su vida afirma que se trató de un hecho aislado, mientras que un 95,4% manifiesta haber sido víctima de este tipo de violencia en más de una ocasión.

Un 87,5% de quienes contestan que siempre o casi siempre cuentan con alguien que se preocupa por ellas, no han sufrido ningún tipo de violencia de género en el último año; frente al 78,3% de las que manifiestan que nunca o casi nunca tienen a alguien que se preocupe por su bienestar


Sentimientos que provoca la violencia en las mujeres: 

Los sentimientos de las mujeres que han sufrido violencia física, sexual o miedo de alguna pareja o expareja tras los episodios de violencia son:

- Impotencia ante la situación: 60,7%.

- Tristeza: 59,8%.

- Rabia: 58,4%.

- Miedo: 51,6%.

- Angustia: 49,9%.

- Vergüenza: 38,7%.

- Culpa: 30,1%.

- Agresividad: 19,1%.


Otros datos: 

En el caso de los matrimonios heterosexuales, en el 65% de los casos el hombre es mayor y se llevan en promedio 5 años de diferencia. En el 23% la mujer es mayor y se llevan 3,5 años de media, mientras que en el resto, un 11%, tienen la misma edad.

Un 81, 9 % de las mujeres que contaron con una red de apoyo y denunciaron, se divorciaron de sus parejas.

Una de cada tres (33,0%) mujeres que han sufrido violencia física o sexual, han consumido medicamentos, alcohol o drogas para afrontar lo sucedido.

El 17,5% de las mujeres con discapacidad que han sufrido violencia física, sexual o emocional de alguna pareja dicen que su discapacidad es consecuencia de la violencia de sus parejas.

El 51,7% de quienes tenían hijos/as menores que presenciaron o escucharon la violencia contra la madre, afirma que estos hijos/as sufrieron violencia a manos de la pareja violenta.

1.678.959 menores viven en hogares en los que la mujer está sufriendo en la actualidad algún tipo de violencia en la pareja

 

Mujeres mayores de 60 años

- el 28 % de las mujeres sufrieron violencia machista durante 40 -50 años;

- el 12 % sufrió violencia unos 50-60 años. 

- el 15 %, de 30 a 39 años; un 12 %, de 20 a 29 años; un 12 %, de 6 a 19 años; y un 16 %, de 1 a 5 años. 

-En tres de cada diez casos, los episodios violentos comenzaron durante el noviazgo.

Las principales razones para no haber interrumpido la relación con el agresor son miedo a ser asesinada (35 %), no tener ningún sitio al que ir (32 %), no hacer sufrir a sus hijos (32 %) y que el maltrato antes era un problema aceptado por la sociedad (30 %). 

También describen haber padecido violencia económica un 60 % de las encuestadas: el 55 % no recibía dinero para gastos del hogar, el 41 % se veía privada de sus recursos y al 34 % el maltratador no las dejaba trabajar ni estudiar.

Estudio Mujeres mayores de 65 años víctimas de violencia de género, elaborado por Cruz Roja y la Universidad Carlos III de Madrid


Juventud en España

Informe 'Rompiendo Moldes' en el marco del 8 de marzo de 2020, Día de la Mujer, elaborado por Oxfam Intermón sobre los comportamientos sociales dela juventud vinculados a las violencias machistas.

-Aún persiste la percepción entre algunos adolescentes sobre que el rol masculino se basa, al menos en líneas generales, en los siguientes aspectos: invulnerabilidad emocional, el deseo heterosexual incontrolable y la actitud dominante como un rasgo atractivo en ellos. 

-El género femenino se sigue describiendo, a grandes rasgos, con el mandato de la sumisión y el de complacer a las demás personas. 

- 1 de cada 10 jóvenes españoles cree que si una mujer ha consumido mucho alcohol se expone a que un chico tenga relaciones con ella, aunque no esté consciente.

- El 8,9% de los chicos piensa que, si una chica se viste de manera provocativa y anda sola por la calle a altas horas de la noche, se está exponiendo a sufrir una agresión.

-No sólo disculpan a los agresores, sino que además culpabilizan a las víctimas de la violencia que sufren tanto en el espacio público, como también dentro de sus relaciones:  el 44% de los chicos opina que "si alguien hace 'sexting' está asumiendo el riesgo de que su pareja  pueda reenviar el contenido.

- 2 de cada 10 chicos piensan que "el amor duele" y uno de cada 10 piensa que la capacidad de dominar hace un hombre más atractivo. 

-2 de cada 10 chicos y una de cada 10 chicas afirman que los hombres tienen mayor deseo sexual que las mujeres.

 -el 22,3% de personas afirma que "es común que un chico quiera tener sexo sin condón" En los distintos grupos de edad se destaca que, a medida que aumenta la edad, más creen que es habitual que un chico quiera tener sexo sin condón: un 16% en el grupo de 15 a 18 años, un 23% en el de 19 a 22 años y un 24,5% en el de 23 a 25 años.


"La situación de la violencia contra las mujeres en la adolescencia en España".

El estudio ha sido promovido, coordinado y financiado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, y realizado por la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense.

- Frente al 31,7% de las mujeres que admiten haber sufrido abuso psicológico y de control, sólo el 14,2% de los hombres adolescentes confiesan haber ejercido dichas conductas. 

- Frente al 3% de los chicos dice haber presionado para involucrar a una chica en conductas sexuales en las que ella no quería participar, frente al 11,1% de las que confesaron haberse visto en esa situación. Al preguntar por la relación con el chico que ejerció la violencia vivida, solo el 17% de las adolescentes afirma que es su pareja actual frente a casi el 21% de los varones.

- En el caso de la violencia múltiple y frecuente, la denuncian el 5,5% de las chicas frente al 2,7% de los chicos.

- Casi un 20% de las adolescentes sufre violencia psicológica y de control. A casi una de cada cinco, su pareja la ridiculiza, la insulta, toma decisiones por ella y a un 15% las controlan con el móvil y las aíslan de sus amistades.

- El 14% de las chicas afirma haberse sentido presionada para actividades de tipo sexual, presión realizada en casi todos los casos (97,4%) por un hombre, que suelen provenir del chico con el que salen en un 55,7% de los casos. 

- Las situaciones que un mayor porcentaje de chicas de entre 14 y 20 años ha vivido, son las relacionadas con mostrar (48%) o pedir (43,9%) fotografías sexuales, y el 23,4% ha recibido peticiones de cibersexo online. Por otro lado, la situación más frecuente que los chicos reconocen realizar, es pedir fotografías online (17,1%), y pedir cibersexo online (7,4%).

- Las situaciones de violencia de género en el ámbito de la pareja que han vivido de forma más frecuente las chicas adolescentes son las de abuso emocional (17,3%), control abusivo general (17,1%) y control a través del móvil (14,9%).

- El 21,9% de adolescentes afirma haber escuchado a menudo o muchas veces que "los celos son una expresión de amor", y el 39,9% ha recibido el consejo de que "para tener una buena relación de pareja debes encontrar tu media naranja y así llegar a ser como una sola persona"

- El 28,1% de las chicas afirma que le produce o produciría mucha o bastante ansiedad sentirse "menos atractivas que antes", y lo que produce más ansiedad a los chicos destacan las de "subordinación a la mujer", "hablar con una feminista" (13,9%) o "necesitar que tu pareja trabaje fuera de casa para mantener a la familia" (9,5%).



Coral Herrera Gómez


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